VOZ  DICHA

PAQUETES POLÍTICOS

Una vez más se acercan las elecciones generales, donde los guatemaltecos tenemos la oportunidad de elegir a nuestras autoridades para los siguientes cuatro años. Sin embargo, ese concepto de “elegir”, habrá que examinarlo e indagar si se está poniendo en práctica o sólo es una farsa, disfrazada de democracia.

Cada vez son más, los mal llamados “partidos políticos”, quienes lejos de ser figuras representativas del pueblo,  parecen garrapatas sobre una vaca flaca, chupando lo que ya no hay. Creería que trabajar para el Estado es una garantía de enriquecimiento de cualquier forma, y esto, es lo que los políticos buscan tras una postulación a elección.

Algunos guatemaltecos consideran que al elegir presidente de la república, están seleccionando a la máxima autoridad del país, se les olvida la importancia del organismo Legislativo, la influencia de éste sobre las propuestas del Ejecutivo, es tanta que si los diputados no están de acuerdo, simplemente se queda en una iniciativa de ley, que no tiene trascendencia ni impacto sobre aquellos a quienes va dirigida tal propuesta.

En el caso de las autoridades del sistema judicial, no tenemos mucho poder a la hora de elegir. Destacando que estos funcionarios tienen más trampas a la hora de ser colocados en un puesto: tráfico de influencias, sobornos, favoritismos, etc. Aunque, según el Consejo de Honorabilidad, deben ser intachables, cosa que no necesitan  los representantes de los otros dos organismos.

Los ciudadanos contratamos a los administradores de nuestros recursos, sin saber quiénes son. Es algo como ir al mercado y comprar un producto sólo porque nos gustó un artículo. La moña del paquete es el candidato presidenciable. ¡Ah! Pero el paquetito incluye a los diputados, por lista nacional, por planilla distrital, al PARLACEN, y los representantes municipales, siendo el primero y los últimos,  más conocidos.

Los delegados políticos se aprovechan de la ignorancia del pueblo y se benefician de ésta, por lo tanto manejan a su gusto y antojo nuestra institucionalidad. Demás está decir, que no harán nada para empoderar al pueblo.

Pero, ¿quién tiene la culpa que esto suceda? Si existiera alguno, tendría que mencionar a dos: usted y yo.  “Un hombre que levanta la voz suena más que cien en silencio”, adquirir conocimiento es la mitad de nuestra obligación, compartirlo es una tarea completa. Aunque, realmente en este país, son pocos quienes se atreven a decir lo que quieren, debido a la censura que existe y que aún arrastran algunos, recordando el viejo dicho de: “Comer, rezar y callar”. Ser autodidacta y educar a quien esté a nuestro alrededor, es la herramienta que nos librará de caer en una completa demagogia.


Daniel Salvador

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