OCTUBRE MES DEL ROSARIO, MES DE LA FE
La comunidad católica, de la ciudad de Guatemala, comparte
su devoción en el magnífico templo de Santo Domingo en una celebración que es
el punto de encuentro entre feligreses de todo el país.
Con gran devoción los creyentes asisten a la
conmemoración de su Santo en el Valle de la capital guatemalteca, donde con
gran satisfacción se reúnen en el atrio de la basílica para elevar sus
oraciones.
El 5 de noviembre de 1808 las campanas del Valle de la
Asunción sonaron a coro dejando saber que la Virgen del Rosario iniciaba
su recorrido en una procesión que atravesó las principales calles de la ciudad.
Manifestaciones de amor y fe que año con año se llevan a
cabo y que cada vez aumenta la afluencia de personas que visitan el lugar y
que acompañan la marcha al son de la alegría, la esperanza y la fe.
En el lugar se logra apreciar a distintas personalidades guatemaltecas, durante los 30
días que dicha celebración permanece en el lugar, dado que es un lugar muy
amplio, acogedor, lleno de mística tanto cultural como espiritual. Así como la variedad de imágenes que el templo aguarda.
El ambiente con el olor a pino e incienso alimenta el
olfato mientras se recorren los pasillos de la iglesia, ofrendas que muchos han
llevado en agradecimiento mientras otros esperan un milagro de la Virgen del
Rosario.
Los feligreses que hacen alguna penitencia ingresan a la
Basílica con sus coloridos trajes típicos realzando el rojo de sus güipiles y
lo verde de sus vistosos collares que cuelgan de su cuello.
De rodillas y con
lágrimas en sus ojos los creyentes elevan sus rezos desde la entrada hasta el
atrio de la iglesia de Santo Domingo, donde con fervor esperan respuesta de sus
amados.
Las ventas que invitan a comer
Diversidad de productos se logran encontrar también en
los alrededores de la iglesia de Santo Domingo, manjares que endulzan los
sentidos así como también mercadería propia de la comunidad católica.
La ocasión se presta para compartir en familia en los
distintos kioscos de comida rápida donde los adornos no son de papel o de
plástico sino son frutas naturales que invitan con el intenso aroma a
los visitantes.
La gastronomía tiene un lugar privilegiado pues con el
rojo de sus salsas, con el olor a piña o con la dulzura de los bocadillos y su
olor a coco; los visitantes no se pueden resistir a aprobar la tentación de la platillos.
Otro factor que sobresale en el área es el vasto colorido
de velas que iluminan uno de los pasillos del hogar de la Virgen del Rosario y
que con lágrimas de cera ellas también muestran su alegría ante tanto fervor y
devoción.
Velas que están a elección y al gusto del consumidor, desde
el rojo representante del amor hasta el color blanco que representa la paz y
que los comerciantes como doña Marta Fernández con gusto explicarán.
Para los amantes
del azúcar y la dulzura de los dulces típicos los podrán encontrar en infinidad, como en el puesto de doña Catalina Galindo, quien desde Sacapulas, Quiché, trae
sus dulces con gran esmero y aprecio para los invitados.
Galindo comenta que este año las ventas han disminuido,
según ella al incremento en la canasta básica y menciona también que ni aun en
el día principal de la celebración subieron sus ventas, lamentando la
situación.
La mezcla perfecta
Una perfecta
combinación se logra entre tantos sabores y colores que alimentan los sentidos
de quienes cada octubre se dan cita en el Templo de Santo Domingo para la
celebración de la Virgen del Rosario.
Dicha conmemoración se complementa con la convivencia en
familia que alimenta los lazos entre hermanos y que une a padres e hijos en una
festividad donde la fe es el principal condimento de la comunión.
El contexto se pinta excelente para entrar en unión con
la espiritualidad y alimentar no solo los cinco sentidos sino también la paz
que brinda a algunos alimentar el alma.
Daniel Salvador amosthesmarter@gmail.com
Comentarios
Publicar un comentario