Guatemala desde otro ángulo (el que no ven los líderes)

La realidad guatemalteca, más allá del discurso

Guatemala aún transcurre en el camino de una democracia incipiente, misma que se ha formado y ha venido consolidándose desde 1983 cuando se creó el Tribunal Supremo Electoral –TSE-.

Este ente que  se rige según la Ley Electoral y de Partidos Políticos –LEPP-, el cual es un órgano independiente y por consiguiente no supeditado a organismo alguno del Estado. Su organización, funcionamiento y atribuciones están determinados en la misma LEPP.

Este es el ente que se ha encargado de ser el garante de los procesos electorales, mismos que se han dado en un contexto de democracia. Sin embargo, al igual que muchas otras instituciones del Estado guatemalteco, el ente que vigila por unos procesos transparentes, ha tenido algunos tropiezos que le han valido algunas críticas en los últimos años por la forma en que estos son llevados a cabo.

El ambiente político que se ha vivido desde las marchas de 2014, han representado para el país una serie de acontecimientos que han marcado la historia del país en el ámbito de la justicia y la lucha contra la corrupción.

La caída de Otto Pérez Molina fue un logro de la ciudadanía que pudo agruparse en masa, una muchedumbre que debe ser analizada desde un punto de vista crítico y reflexivo para llegar a conclusiones y conocer que estos movimientos fueron creados y manipulados por mentes muy capaces de lanzar mensajes comunicativos y persuasivos que tuvieron gran influencia en el movimiento social que inició en 2014.

Luego de la caída del ex presidente guatemalteco, la intervención de los entes investigadores mostró a la ciudadanía los indicios de corrupción operantes desde las esferas más altas del gobierno.

La población indignada y sumida en la pobreza, donde según el Banco Mundial –BM-, la economía de Guatemala ha crecido por una tasa por encima de lo esperado para regiones en las regiones de Latinoamérica; de un 3 por ciento a una tasa que alcanzó un 4.1 en 2015.

A pesar del crecimiento económico que resalta el BM, el mismo ente señala que la desigualdad también ha crecido en las regiones rurales del país.

Principalmente en las áreas rurales donde el porcentaje de población indígena representa un 51 por ciento. Del mismo modo señaló que la pobreza se redujo de 56 por ciento a 51 por ciento de los años 2000 a 2006. Sin embargo, Guatemala presentó un retroceso en 2014, donde según cifras oficiales la pobreza subió a un 60 por ciento.

Con estos datos, es posible entender, en un contexto social, el descontento por parte de algunos habitantes del país que se indignaron ante actos de corrupción que se fraguaba en la administración pública, donde en algunos casos ya hay sentencias.

Dadas las condiciones, los habitantes guatemaltecos estuvieron más atentos a fiscalizar y vigilar de cerca a sus funcionarios, que cuidaban de la administración de los bienes de la nación y que en algún caso traicionaron a quienes los eligieron para tal tarea.



La mediatización que hubo para varios casos que fueron presentados por la Comisión Contra la Impunidad en Guatemala –CICIG-, tuvieron un impacto en el imaginario de los guatemaltecos. Donde los medios de comunicación jugaron un papel importante para que una ciudadanía despertara y exigiera por un futuro mejor.

Los medios construyeron representaciones que cambiaron el comportamiento de los ciudadanos quienes ya no eran ciudadanos vigilantes, sino partícipes de una nueva generación de ciudadanos empoderados e informados por los medios digitales y, conocieron asimismo, de primera mano ese línea que separaba a los consorcios comunicacionales que eran serviles al gobierno y quienes se esforzaban por ser “objetivos”.

“La manipulación es el resultado final de un proceso que explota a personas, su modo de pensar o sus capacidades, al afectar el prisma a través del cual filtran sus valores, estereotipos o intereses.” Claudio Charuttini

Cuenta la leyenda, que “en Guatemala solo borracho y loco se puede vivir”, esta frase ha sido atribuida a Miguel Ángel Asturias. Donde en el panorama del día a día, cada noticia habla del evento del momento. 

Donde en una paradoja chapina, se va evento tras evento; donde se cree que lo de hoy es lo peor que se ha vivido, se puede decir con certeza que, el suceso de mañana superara al de hoy. Y ya nada nos sorprende.

Sin embargo, a pesar de la inactividad de algunas autoridades de gobierno y entes del Estado en temas como: impartición de justicia, garantizar las condiciones óptimas para fortalecer la certeza jurídica, la mora fiscal, avanzar en temas de educación y paliar la crisis de la migración o niños desnutridos. 

Los mandos de gobierno parecieran no escuchar a la población y no aprender de lo que la historia nos relata, el poder del pueblo que se manifestó en 2014.

Lo mencionado anteriormente, se sustenta con un informe de la CICIG, que publicó sobre el retroceso en temas impunidad. Según el ente internacional, durante las revueltas de 2014, con la dirección al frente del Ministerio Público –MP- de Thelma Aldana; el sistema de justicia experimentaba una mejora significativa en el periodo que venía desde 2008 hasta 2015.

En contraste, a partir del 2016 se evidenció un retroceso en la misma. Donde a partir de casos procesados por el sector justicia, para noviembre de 2018 la impunidad alcanzó su punto más alto. El cual venía del 2016 de un 92.40 por ciento, al año 2018 con 97.61 por ciento; lo cual representa una subida de 5.21 puntos en dos años.

Sin duda alguna, el país debe enfocarse en temas de fondo y no de forma, para solucionar la mayoría de problemas que afectan a la población guatemalteca con la participación de todos los sectores que intervienen en la función y mantenimiento del país.

Los chapines hoy más que nunca tienen la tarea de vigilar y ser actores activos para que este país avance, y logre alcanzar objetivos a corto plazo y así garantizar una vida digna a sus habitantes más desprotegidos, tanto por el Estado como por aquellos golpeados por los eventos naturales que ocurren como en el Corredor Seco.

El contexto político, abarca todas las aristas del sector poblacional, donde todos son partícipes con una responsabilidad de velar por el mantenimiento de la golpeada democracia que aún está creciendo, que aún no se consolida y que se ve amenazada por distintos malos hijos de la patria, que en su afán de “proteger” y “cuidar” a la nación, solo velan por sus intereses y venden a la nación para salvar su propio pellejo.

Por lo tanto, también los guatemaltecos están llamados a trabajar para fortalecer sus instituciones, desde el mismo TSE garante de elecciones transparentes, hasta exigir al MP una justicia pronta y cumplida y a los funcionarios, de todos los rangos, a velar por el cumplimiento de las leyes y que las cumplan, pues nadie es superior a la ley.

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